El Manual Bíblico Ilustrado de editorial Unilit en la página 529-530
dice:
Ver la Armonía de la resurrección de Jesús, como en google sale la crítica a esta armonía les pido por favor que no se dejen llevar por lo que les diga google y vallan a esta armonía -------> : armonía de la aparición de Jesús a las mujeres
Ver la Armonía de la resurrección de Jesús, como en google sale la crítica a esta armonía les pido por favor que no se dejen llevar por lo que les diga google y vallan a esta armonía -------> : armonía de la aparición de Jesús a las mujeres
Los relatos de la resurrección
David Wheaton (Rdo. David
Wheaton, Director, Oak Hill Theological College, Londres, Inglaterra) fue
director desde 1971 hasta 1986 según wikipedia.
Una lectura
superficial de los relatos de la resurrección que presentan los cuatro
Evangelios podría sugerir que hay varios puntos de discrepancia entre ellos. Un
examen más íntimo revela un notable grado de unanimidad, y sugiere que en
realidad las aparentes discrepancias proveen evidencia de que los cuatro
autores del Evangelio, aunque obtuvieron su información de diferentes fuentes
en la iglesia primitiva, concretaron básicamente el mismo relato. Cualquiera
que haya oído la evidencia de los varios testigos de un accidente, sabe que en
aquella situación las personas con diferentes intereses, trasfondos y
temperamentos tienden a notar y recordar distintos elementos de un cuadro
compuesto.
Los principales testigos que primero vieron la tumba fueron un
grupo de mujeres que recientemente habían estado bajo una fuerte tensión
emocional. Inmediatamente después del importantísimo descubrimiento parecen
haberse dispersado a fin de llevar la noticia a diferentes personas. Por eso no
es sorprendente que los relatos varíen en detalles; sin duda sería más
sorprendente y la evidencia sería quizá de menos valor si no fuera de este
modo. La variación sugiere que los escritores tomaron su evidencia de más de
una fuente, lo cual hace que el acuerdo total de los cuatro relatos sea más
impresionante. Los sucesos que se registran pueden presentarse más o menos de
la siguiente manera:
La evidencia bíblica
. Un grupo de mujeres va a la tumba temprano el primer día de la semana
para embalsamar el cuerpo de Jesús (Mateo 28:1; Marcos 16:1-2; Lucas 24:1, 10;
Juan 20:1ª).
. Descubren que la piedra ha sido corrida (Mateo 28:2-4; Marcos 16:3-4;
Lucas 24:2; Juan 20:1b).
. El cuerpo de Jesús ya no está en la tumba; en cambio ven a un ángel
que les explica la situación y les da un mensaje (Mateo 28:5-7; Marcos
16:5-7; Lucas 24:3-7).
. Las mujeres regresan corriendo a Jerusalén para contárselo a los demás
discípulos, y son recibidas mayormente con incredulidad (Mateo 28:8; Lucas
24:8-11; 22-23; Juan 20:2).
. Pedro y “el otro discípulo a quien Jesús amaba” van a la tumba y la
encuentran vacía; luego regresan a casa (Juan 20:3-10; à Lucas 24:24).
. María
Magdalena los sigue de nuevo hacia la tumba y se queda allí después que ellos
se han ido. Jesús entonces hace su primera aparición a ella (Juan 20:11-18;
Mateo 28:9; Mateo nombra a María Magdalena y a “la otra María”).
. En el mismo día se le aparece a Pedro (Lucas 24:34; 1 Corintios 15:5),
a los dos que van hacia Emaús (Lucas 24:13-32; à Marcos 16:12-13),
y luego a los demás discípulos sin Tomás en Jerusalén (Juan 20:19-23; Lucas
24:36-43; Marcos 16:14). Otras apariciones, que están fuera del propósito de
este artículo, se registran en los cuatro Evangelios, en Hechos 1 y en 1
Corintios 15. Lo que surge de todos los relatos es una notable congruencia en
dos puntos: que Jesús ahora se revelaba a sí mismo y desaparecía a voluntad, y
que solamente se mostraba a sus seguidores.
Discrepancias aparentes
. ¿Qué mujeres fueron a la tumba? Parece que fueron María Magdalena,
María la madre de Santiago, Salomé, Juana, y “las otras mujeres de Galilea”
(Lucas 23:55). Juan señala a María Magdalena (20:1) presumiblemente porque fue
ella la que llevó la noticia a Pedro y a los demás discípulos: ella misma implica
en 20:2 que había otras mujeres con ella: “no sabemos”. Así cada uno de los
escritores podría mencionar por nombre a aquellos cuya conducta causó un
impacto en quienes les proporcionaron la información.
. ¿Cuándo fue retirada la piedra? Marcos 16:3-4 y Lucas 24:2 implican
que había sido corrida antes de que ellas llegaran al lugar. Entonces lo de
Mateo 28:2-4 podría haber ocurrido antes de su llegada, y como resultado los
guardias se fueron a la ciudad (en 28:11-15 los guardias presumiblemente ya
habían llegado a la ciudad y estaban ocupados en dar a conocer su relato en el
momento en que las mujeres regresaban de la tumba).
. ¿Cuántos ángeles había? Cuando llegan las mujeres, el ángel que
descendió a mover la piedra (Mateo 28:2) se ha trasladado al interior de la
tumba para reunirse con otro (Lucas 24:4; María Magdalena también ve dos, Juan
20:12). Mateo y Marcos pueden referirse solamente al que actuó como portavoz y
por lo tanto atrajo la atención de los que les dieron la información, y el
plural en Lucas 24:5 (“los hombres dijeron”) puede referirse al hecho de que
mientras uno hablaba el otro corroboraba.
. ¿Qué dijeron los ángeles? Una vez más se pueden unir los relatos para
que podamos ver todo el cuadro: No temáis: sabemos por qué habéis
venido. Jesús no está aquí porque ha resucitado. Mirad la tumba vacía.
Decídselo a sus discípulos; él se encontrará con vosotros en Galilea. Recordad
que él había predicho todo esto.
. ¿Quién fue el primero que vió a Jesús? Marcos 16:9 dice que primero se
presentó a María Magdalena, y esto concuerda con la historia de Juan. Lucas no
tiene conflicto con esto. En Mateo 28:9 Jesús se le aparece a María Magdalena
(la figura clave) y a “la otra María”. Parece probable que esta sea la primera
aparición y es natural que cuando la historia se propagó María Magdalena fuera
nombrada y la otra María olvidada (así como ocurre con los autores de los
Evangelios que mencionan a Bartimeo, pero no dan el nombre del otro
ciego; e identifican a Legión, pero no al otro poseído; y solamente Mateo en
cada caso menciona a los dos). Se ha señalado que Mateo y Marcos relataron las
apariciones de Jesús a los discípulos en Galilea, y Lucas y Juan en Jerusalén.
En realidad, desde luego, Juan nos lleva de regreso a Galilea, y Marcos en su
epílogo se refiere a las apariciones en Jerusalén. En el caso de Mateo y Lucas,
concuerda con el propósito y la estructura de los escritores que Lucas concluya
su Evangelio donde lo empezó, en Jerusalén, y que Mateo lo termine con la
proclamación final del Rey sobre un monte (28:16-20).
Comentario de esta armonía: Estoy de acuerdo que recogieron de
diferentes fuentes, una fuente puede ser María Magdalena, la otra María, por
ejemplo, los dos del camino a Emaús también, algunos soldados de la guardia que
no aceptaron el soborno porque no fueron donde los sumos sacerdotes, etc.
Pero en lo que no estoy de acuerdo en esta armonía que hace David
Wheaton es que la aparición de Jesús a María Magdalena y la otra María en Mateo
es la misma que la aparición que relata Juan de María Magdalena y que la otra
María fue olvidada por Juan. Noten bien que David Wheaton mueve la aparición de
Jesús cuando María Magdalena visita el sepulcro por segunda vez y no la pone
como seguido de la primera carrera que tuvieron María Magdalena y la otra María
en Mateo cuando iban a darle la noticia de los ángeles a los discípulos. Por
eso lo marque en azul, o sea que se puede mover.
Pd: El manual Bíblico reconoce que Marcos termina en el versículo 8 del capítulo 16:
16 La resurrección
--> bajo Lucas 24. Por alguna razón desconocida, probablemente por haberse dañado alguna copia muy antigua del Evangelio, los mejores manuscritos de Marcos que conocemos terminan abruptamente en 16:8. Los versículos 9-20 representan intentos precoces de darle al Evangelio una terminación más satisfactoria.
Pd: El manual Bíblico reconoce que Marcos termina en el versículo 8 del capítulo 16:
16 La resurrección
--> bajo Lucas 24. Por alguna razón desconocida, probablemente por haberse dañado alguna copia muy antigua del Evangelio, los mejores manuscritos de Marcos que conocemos terminan abruptamente en 16:8. Los versículos 9-20 representan intentos precoces de darle al Evangelio una terminación más satisfactoria.
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