11. La hora de la crucifixión
(6) La más satisfactoria solución del problema se halla en
la idea de que Juan emplea aquí el cómputo romano del tiempo: de media noche a
mediodía, y de mediodía a media noche; exactamente como ahora lo hacemos. Por
tanto, la sexta hora sería nuestras seis de la mañana. Si esta hora fue el
principio del último juicio de Jesús, tenemos bastante tiempo, aunque no mucho,
para terminar el juicio, llevar a Jesús fuera de los muros de la ciudad, al
mismo tiempo que para la adquisición de las cruces, etc. Además, todos los
acontecimientos narrados por los Evangelistas, podrían haber ocurrido entre el
alba (Juan 18:27) y las seis o las siete.
Durante mucho tiempo se dudó de que los romanos alguna vez
hubiesen empleado este método de computar el tiempo en los días civiles. Farrar
vehementemente se opone a esta idea. Pero Plutarco, Plinio, Aulo Gelio y
Macrobio expresamente dicen que el día civil romano se consideraba de media
noche a media noche. De este modo, de hecho, la cuestión puede estimarse
establecida. Lo único que faltaría es saber si Juan utilizó esta forma de
apreciación. Por supuesto, los romanos tuvieron también el día y la noche
naturales, justamente como nosotros ahora. Pueden decirse varias cosas en favor
de la idea de que Juan empleó el método romano de computar las horas en el día
civil.
a. a. Juan escribió el Evangelio muy avanzado el
Siglo, probablemente en Asia Menor, mucho después de la destrucción de
Jerusalem, cuando probablemente ya no se conservaría al método judaico. Las
ideas romanas prevalecieron en Asia Menor.
Juan con toda seguridad, no escribe para los judíos primeramente, puesto
que habla de “los judíos” como extraños. Juan escribe para ser entendido por el
pueblo, ésta es la forma en que sería comprendido en Asia Menor.
b.
b.Todos los
pasajes de Juan en que se menciona la hora, permiten este cómputo. Juan 1:39,
sería las 10 A. M. ; 4:6 sg. , las 6 P. M. , contando también desde el mediodía
(como nosotros). Esta hora se ajusta mejor a las circunstancias. En la tarde
las mujeres vendrían por agua, Jesús tendría tiempo de ir allí, y estaría
cansado y hambriento. En Juan 4:52 la hora sería las 7 P. M. Esta de la misma
manera se adapta mejor a las condiciones. Juan 11:9: “¿No tiene el día doce
horas?”, no va contra esta idea, puesto que aquí obviamente se opone el día
natural a la noche. Los romanos emplearon ambos métodos, y nosotros mismos así
lo hacemos.
c. c. Además , un pasaje de Juan (20:19) cuando se
compara con Lucas 24:29, 36, hace necesario entender que Juan empleó el método
romano en esta ocasión. Era por la tarde, y el día había declinado, según
Lucas, cuando Jesús y los discípulos llegaron a Emmaús. Aquí cenó y,
“levantándose en la misma hora,” los discípulos regresaron setenta millas hasta
Jerusalem y dijeron estas cosas a los once, que estaban reunidos. Pero mientras
narraban estas cosas Jesús se apareció a ellos. Ahora bien, Juan, al mencionar
esta misma aparición de Jesús (20:19) dice que “fue tarde aquel día, el primero
de la semana,” es decir, la tarde del día en que María Magdalena había visto al
Señor. Pero entre los judíos la tarde comenzaba el día. Por tanto, Juan, al
menos aquí, está obligado a
significar el día romano. Fue la noche del mismo día cuya mañana María había
visto a Jesús. Esto parece concluyente. Juan aquí utilizó el método romano,
pudo haberlo hecho así siempre, es casi seguro que lo hizo así en 19:14.
Además, como lo demuestran McClellan, el significado natural de la frase de
Juan es que era la sexta hora del viernes (Preparación) de la Pascua. Pero
acabamos de ver que Juan 20:19 cuenta conforme al día romano. Por tanto, la
sexta hora del día serían las seis de la mañana.
Esta es la única solución que realmente
armoniza a Juan con Marcos. Las demás hacen coincidir las horas; pero éstas
traen consigo diferentes acontecimientos. Este método armoniza toda la
narración, y parece en absoluto probable, si podemos suponer que romanos y
griegos emplearon las horas en este sentido, cosa que niega Ramsay.
Sir W. M. Ramsay (the Expositor de marzo de 1893, Volumen
Extra, Hastings D.B.) afirma que
Marcos y Juan tienen variantes; pero que son de poca importancia, ya que los
antiguos tenían escasa noción de las horas. Procura mostrar que el martirio de
Policarpo y el de Pronio, generalmente utilizados como base para probar que en
Asia Menor las horas se contaban desde la media noche, se consumaron en la
tarde, en vez de la mañana, que era el tiempo corriente. Por tanto las ocho y
las diez horas serían las 2 P. M. y las 4 P. M.
respectivamente. Ramsay arguye que, cuando se contaban las horas,
siempre se contaban desde la salida del sol. Sostiene que Juan es más exacto
con respecto a las horas, que Marcos; y que por tanto, Marcos está en un error.
Está de acuerdo en que Juan “se sitúa en el plano de los romanos” en el empleo
del tiempo, pero niega que la hora sexta pueda ser las 6 A. M. No obstante, la
evidencia es demasiado incierta para esta posición dogmática.
Sacado de “Una armonía de los cuatro
Evangelios” de A.T.Robertson , Páginas 240,241 y 242
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