jueves, 6 de noviembre de 2025

La resurrección de Jesús según Haley-Escuaín

 

Hola, Dios los bendiga

Esto es lo que dice el Diccionario de dificultades y aparentes contradicciones bíblicas de Haley Escuaín en las páginas 405,406 y 407

La resurrección de Cristo                Otras distintas

Unas narraciones

(Mt. 28:1-10; Mr. 16:1-14)              (Lc. 24:1-12; Jn. 20:1-18)

 Debido a la naturaleza condensada y algo fragmentaria de estas varias narraciones, y su no seguimiento estrictamente cronológico, presentan algunas dificultades y algunas aparentes discrepancias. Sin embargo, no cabe la más mínima duda de que si conociéramos todas las circunstancias del caso, las que ahora sabemos concordarían perfectamente en sus puestos apropiados en la narración.(38): [Ebrard (Gospel History, págs. 59-60) da, en base de su observación personal, un caso que muestra cómo el conocimiento de una circunstancia hasta entonces desconocida puede frecuentemente llevar una serie de incidentes incongruentes a un todo armónico. Un mensajero llamado N. fue enviado de Zürich a Pfäffikon en ocasión de un motín en este último lugar. Ebrard recibió la información de parte de una persona digna de confianza de que N. había sido enviado, ya entrada la noche, con una carta para P.; otro le dijo que N. había sido enviado al caer la tarde a P., pero que después de haber andado un trecho, volvió con el informe de que la campana de alarma ya había estado tañendo en P.; un tercero contaba que dos mensajeros habían sido enviados a caballo a P. Estas aparentes discrepancias se desvanecieron cuando Ebrard supo por el mismo N. que ciertamente había sido enviado, pero que yendo de camino se había encontrado con dos mensajeros de P., que le informaron del desencadenamiento del motín; que volvió con ellos a Zürich, donde de inmediato se procuró de caballos para ellos, y los envió de vuelta para que aplacaran a la gente de P. Vemos así que una vez que uno está en posesión del hilo de la narración es fácil ver cómo concuerdan en ella unas circunstancias anteriormente en apariencia incompatibles e incongruentes.] Además se debe señalar que ninguno de los sagrados escritores da, ni pretendía dar, todas las circunstancias. Cada uno selecciona aquellos temas bajo la inspiración divina, que son más pertinentes para su particular propósito, dejando a un lado acontecimientos intermedios.

La siguiente recapitulación es la dada por Robinson: (39) [Bibliotheca Sacra, feb. 1845, págs. 187,188.] <<Temprano de madrugada, el primer día de la semana, las mujeres que habían asistido a Jesús, esto es, María Magdalena, María la madre de Jacobo, Juana, Salomé, y otras (40) [Hubo dos grupos distintos de mujeres. Este hecho resuelve varias aparentes dificultades. Ver bajo <<Números>> y <<Tiempo>>.] fueron con especies hacia el sepulcro, con el fin de embalsamar definitivamente el cuerpo de Jesús. Se preguntaban entre sí quién podría ayudarlas para quitar la piedra que cerraba la entrada del sepulcro. Al llegar, descubrieron que la piedra ya había sido quitada; porque había habido un terremoto, y un ángel del Señor había descendido y removido la piedra, y se había sentado sobre ella, de modo que los guardias quedaron como muertos de terror. El Señor había resucitado. No sabiendo nada de esto, las mujeres quedan asombradas; entran en el sepulcro, y no encontrando el cuerpo del Señor, se quedan atónitas. En este momento, María Magdalena, con la idea de que el cuerpo había sido robado, abandona el sepulcro y deja a las otras mujeres, y se va corriendo hacia la ciudad para decírselo a Pedro y a Juan. (41) [Pedro y Juan parecen haberse alojado aquella noche en un lugar distinto de donde estaban el resto de los apóstoles. Griesbach cree que los apóstoles estuvieron en aquel entonces dispersados por la ciudad entre aquellos que tenían simpatía por su causa – Ver Bibliotheca Sacra, ibid. Pág. 172, nota.] El resto de las mujeres se quedan en la tumba, y entonces aparecen dos ángeles, que les anuncian que Jesús había resucitado de entre los muertos, y les encomiendan una misión en su nombre ante los apóstoles. Ellas salen rápidamente del sepulcro, y se dirigen corriendo hacia la ciudad para hacerlo saber a los discípulos. Por el camino, Jesús se les aparece, permite que le abracen los pies, les renueva el mismo encargo ante los apóstoles. Las mujeres relatan estas cosas a los discípulos; pero las palabras de ellas son tomadas como fantasías, y no lo creen.

Entretanto, Pedro y Juan han ido corriendo al sepulcro; y entrando lo encuentran vació; pero la disposición ordenada de los lienzos sepulcrales convence a Juan de que el cuerpo no había sido quitado de allí, ni violentamente ni por parte de amigos; y surge en su mente un germen de fe en la resurrección del Señor. Los dos vuelven a continuación a la ciudad. María Magdalena, que de nuevo los había seguido al sepulcro, se queda fuera de él, de pie y llorando; mira dentro, y ve dos ángeles sentados. Girándose , ve a Jesús, que le da también un encargo solemne para sus discípulos>>.

Se puede ver que esta recapitulación incorpora casi cada incidente mencionado por los evangelistas. Ebrard (42) [Gospel History, págs. 447, 448.] concurre sustancialmente con esta recapitulación.

En cuanto a la mención de Marcos de que las mujeres no dijeron nada a nadie, mientras que según Mateo corrieron a dar las nuevas a los discípulos, Ebrard cree que las mujeres sí fueron corriendo a la ciudad con la intención de dar las noticias a los discípulos, pero que, a su llegada, encontraron a los apóstoles en tal estado de depresión y de desesperanza que, por miedo al ridículo, no se atrevieron primero a comunicar su encargo. <<Ciertamente no deseaban ser desobedientes; pero fueron retrasando cada vez aquello que hallaban tan difícil de comunicar, y que tan poco armonizaba con las lamentaciones que oían de continuo a su alrededor>>.

O puede ser que Marcos se refiera, como se ha mencionado, a un grupo de mujeres, mientras que Mateo alude al otro.

Con referencia al hecho de que Jesús no permitió que María Magdalena le tocara, pero dejó que las otras mujeres abrazaran sus pies (cp. Jn 2:17 y Mt. 28:9), se debe señalar que se emplean en cada caso diferentes términos griegos. Ebrard traduce, en el último caso, <<No me retengas; todavía no he ascendido>>. Eutimio y Teofilacto, seguidos por el Arzobispo Thompson, (43)[ Smith´s Dictionary, ii. 1380.] lo interpretan así: <<La muerte ha establecido ahora un abismo entre nosotros. No toques, como alguna vez pudiste hacerlo, este cuerpo que está ahora glorificado por su conquista de la muerte, porque con este cuerpo asciendo al Padre>>. Meyer cree que ella quería cerciorarse de si el Salvador, al que ella reconocía, estaba materialmente presente, o con un cuerpo espiritual. Intentó obtener con el sentido del tacto el conocimiento que el ojo no podía darle.

Para otros puntos de dificultad, ver bajo <<Números>> y <<Tiempo>>.

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