lunes, 7 de abril de 2025

La semilla de mostaza

 

Seeds of Dissent

Stacia McKeever

Was Jesus wrong in Matthew 13:31–32 when He said that

the mustard seed was the “least of all the seeds”?

Another parable He put forth to them, saying: “The kingdom

of heaven is like a mustard seed, which a man took

and sowed in his field, which indeed is the least of all the

seeds; but when it is grown it is greater than the herbs and

becomes a tree, so that the birds of the air come and nest in

its branches” (Matthew 13:31–32).

Skeptics claim that Jesus was wrong in saying that the mustard

seed was the least of all the seeds, or that He was accommodating

the knowledge of His listeners. The late Professor of New Testament

Language and Literature W. Harold Mare covered this topic

more than adequately when he responded to the critics in a paper

published in the Grace Theological Journal (which was published by

Grace Theological Seminary from 1960–1991). In it, he says:

Jesus’ statement in Matthew 13:32 about the size of the mustard

seed need not, and has no reason to, be interpreted as

contradictory to scientific evidence for the following reasons.

In the first place, although, the orchid seed may be the smallest,

or one of the smallest plant seeds, and thus smaller than

the mustard seed, it is not necessary to consider Jesus’ statement

in Matthew 13:32 as containing scientific error since

the class of seeds with which the mustard seed is associated is

the garden herb group (lachana) which may possibly be interpreted

as being the “all the seeds” category to which reference

is made in the earlier part of the statement, “all” there being

limited to the specific group (lachana) under consideration in

the total context of the verse. Since the mustard seed probably

was cultivated in Palestine in ancient times, for its oil, it may be argued that Jesus, when speaking of this type of

seed, was talking about it in a comparison with all those seeds

which were planted by farmers for food. Since panton is used

with the lachana group in the parallel passage in Mark 4:31, it

may be further argued that the panton ton spermaton group

in both Matthew 13:32 and Mark 4:31 is intended to mean

only the lachana species, the “all the garden herb” group. In

this limited context of garden herbs then, Jesus speaks of the

mustard seed as extremely small.

With “all the seeds” being understood as limited in this way by

the context, the minute orchid seed need not be considered as

being included by Jesus in His statement. It is to be observed

that if Jesus had said, “The mustard seed is smaller than the

orchid seed,” He would have seemed to have spoken erroneously;

but this He did not say.

Secondly, that the expression comparing smallness with the

size of mustard seed was a common Jewish saying argues for

the fact that scientific literalness and preciseness need not be

pressed upon it, it being able to be understood then, as men

certainly understand it now, as a general and popular expression

of smallness.

However, it is to be realized that Jesus, in using the common

Jewish proverbial expression of the mustard seed as a figure

of smallness, did so only because the proverbial expression

so used was a true and accurate statement, including those

implications involving scientific data regarding the mustard

seed, both as to its very smallness as a seed and to its moderate

largeness when grown.25

25. W. Harold Mare, “The Smallest Mustard Seed — Matthew 13:32,” Grace Theological

Journal 9.3 (1968): 3–11; online here: http://faculty.gordon.edu/hu/bi/ted_hildebrandt/

NTeSources/NTArticles/GTJ-NT/Mare-MatMustard-GTJ-68.htm.

Los descubrimientos del Qumrán por Josep O'Callaghan

 Curriculum vitae

 José O'Callaghan es Dr. en Filosofía y Letras por la Universidad de Milán. Ha sido profesor de griego bíblico y crítica textual del Nuevo Testamento en la Facultad de Teología de Barcelona, en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma y profesor de Papirología y Paleografía griega en la Universidad de Barcelona, en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, en la Universidad de Urbino (Italia), y Decano de la Facultad Bíblica en el Pontificio Instituto Bíblico (Roma).

Fue también fundador y director de la revista <<Studia Papyrologica>> y de las colecciones <<Papyrologica Castroctaviana>> y <<Estudis de Papirología i Filología Bíblica>>.

Escritor de 14 libros, entre ellos Los papiros griegos de la cueva 7 de Qumram (1974), Nomina Sacra in papyris Graecis saeculi II neotestamentariis (1970), Los primeros testimonios del Nuevo Testamento. Papirología neotestamentaria (1995), ha colaborado también en diversas revistas científicas de España y el extranjero, con más de 200 artículos y más de 100 recensiones científicas en diversas revistas especializadas. 

A tan brillante trayectoria académica debemos añadir su identificación del papiro número 5 de la cueva 7 de Qumrán con Marcos 6:52, 53.

Pronto cundió por los ambientes no sólo científicos, sino del gran público, el sensacional descubrimiento de Qumrán, a orillas del mar Muerto. Con no menor facilidad se formó la historia del hallazgo con todos sus pormenores. El pastor de la tribu beduina persiguiendo la cabra que se esconde en una nueva cueva, el ruido de la vajilla que se rompe al chocar la piedra lanzada, la inesperada sorpresa del pequeño beduino... las agencias informativas situaron el descubrimientos en el año 1947.

<<Durante muchos años se ha estado creyendo que los rollos habían sido descubiertos en los comienzos del verano de 1947 por un joven de la tribu ta´amireh, que andaba buscando una cabra perdida. Ahora resulta que no fue uno, sino tres beduinos; que no fue en 1947, sino en 1946; y que no hubo cabra perdida...>>

Ciertamente, los descubridores de las cuevas de Qumrán fueron miembros de la tribu ta´amireh, que puebla el desierto de Judá desde hace cerca de tres siglos. En el invierno de 1946-1947, tal vez buscando el alivio del oasis de Ain Fesja, hacia el NO del mar Muerto, tres pastores merodeaban aquellos parajes con sus rebaños. Los nombres de los tres beduinos eran Jalil Musa, Yuma Mahoma Jalil y Mahoma Ahmed el-Hamed.

 Yuma tenía la obsesión de encontrar un tesoro en alguna de aquellas agrestes cuevas. Un día, mientras sus dos compañeros estaban apacentando sus ovejas, Yuma se apartó de ellos y se fijo en una cueva con dos agujeros de entrada. Por la parte inferior arrojó una piedra. El ruido de la misma al tropezar con una vasija de barro cocido le hizo suponer que había dado ya con el ansiado tesoro.

  Comunicó a sus compañeros el hallazgo. La noche se echaba encima. Acordaron volver a la cueva después de abrevar sus rebaños en Ain Fesja. Pero Mahoma Ahmed, al amanecer, no pudo esperar más. Dejó a sus compañeros. Se dirigió a la cueva y, para explorarla mejor, colocó diversas piedras para asomarse más cómodamente a su interior. Con gran admiración observó la presencia de diez tinajas colocadas a lo largo de las paredes de la cueva. Todas, menos dos, estaban vacías. Seguramente, pues en vez de las codiciadas monedas de oro, no tenían ante sus ojos sino unos legajos de pergamino enrollado...

 En aquel momento -y a pesar de la tremenda decepción de los tres jóvenes beduinos- se iniciaba la época de los grandes descubrimientos del mar Muerto. Una vez más, la gran historia se iniciaba con un desengaño humano. Y esto que a los ojos de los pastorcitos no tenía sino la apariencia de un frustrado éxito era calificado el año 1948 por uno de los arqueólogos más eminentes, W.F. Albright, como <<el descubrimiento de manuscritos más importante de los tiempos modernos>>.

 Muchas fueron las vicisitudes por las que atravesaron los rollos entonces descubiertos. Pronto tendrían que entrar en juego los intereses culturales de diversas naciones. Pero, entretanto, el anticuario de Belén Abraham lyda, aconsejado por su colega Faidi Salahi, devolvía a Yuma los deteriorados pergaminos por carecer de interés arqueológico... Eran tal vez fruto de rapiña en alguna sinagoga. 

 Lamentando su poca fortuna por el hallazgo, Yuma entró en relación con Jorge Isaías Shamoum, sirio ortodoxo, que inmediatamente informó al monasterio sirio de san Marcos en Jerusalén. El 19 de Julio de 1947, el metropolitano Atanasio adquirió los rollos. 

Otra parte del lote de estos primeros hallazgos fue a parar a manos del Dr. E.L. Sukenik, rector de la Universidad judía en Jerusalén, exactamente el día 29 de noviembre de 1947, fecha especialmente señalada para los judíos, pues era el día en que las Naciones Unidas decidieron la partición de Palestina.

No todo el material encontrado se quedaba en las tierras de origen. El 29 de enero de 1949, Mar Atanasio llegaba a Nueva York con el fin de vender cuatro rollos, gestión que logró realizar después de laboriosas negociaciones. Sin embargo, el gobierno de Israel no cejaba en el empeño de recuperar el precioso legado. Así, el 22 de febrero de 1955 se podía anunciar que Israel entraba en posesión de los cuatro rollos de Mar Atanasio. Protagonista excepcional de esta importante compra fue el Dr. Ygael Yadin, que había actuado como comandante jefe de Estado Mayor en la recientemente constituida nación Israelí. 

Este es, a grandes riesgos, el inicio de los descubrimientos de Qumrán. Evidentemente que hay muchos pormenores que no pretenden tratarse ahora y que fácilmente pueden consultarse en los libros que sobre el particular se han escrito. Pero, al menos, se ha pretendido esbozar el inicio de esta nueva época arqueológica.

El fragmento 7Q5 y el evangelio de san Marcos

 Ruego se me permita hacer un poco de historia sobre esta identificación que hace ya tiempo propuse a la opinión internacional. (J.O´Callaghan, Los papiros griegos de la cueva 7 de Qumrán, Madrid 1974. En este libro se recogen los artículos publicados en Bíblica el año 1972)

 En efecto, casi a los inicios de mi docencia en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, estaba componiendo una lista de los papiros de la LXX, para colmar una laguna en el campo de los estudios papirológicos.(J.O´Callaghan, Lista de los papiros de los LXX, Bíblica 56, 1975, págs. 74-93.)

 Y como en la cueva 7 de Qumrán había dos fragmentos de papiros veterotestamentarios (los inventariados con los números 1 y 2), que fueron identificados por E.-M. Boismard (y el segundo con la ayuda de P. Benoit) como Ex 28, 4-7 y Ep Jer 43-44, tuve que adentrarme en dicha cueva, para consignar en mi lista los dos nuevos papiros griegos del Antiguo Testamento. 

  Pero he de confesar que entonces (sin la ayuda de la informática) era como una distracción en mis trabajos científicos e identificar pequeños fragmentos de papiros publicados como anónimos. (Puedo recordar otras identificaciones mías: Eusebio: Historia Eclesiástica VI 43,7-8.11-12 en PBerl. inv. 17076, Studia Papyrologica 14, 1975, págs 103-108; Jenofonte: Banquete 3,9 en PMon. Gr. Inv. 160, Studia Papyrologica 18, 1979, págs. 133-136; Théocrite l 31-35, 73-78, Chronique d´Egypte 50, 1975, págs. 192-194.) 

 Así pues, al entrar en dicha cueva de Qumrán, vi otros trozos de papiro que permanecían sin atribución textual; y me deje llevar de mi curiosidad por descubrir posibles identificaciones. 

 Como acertadamente sugirieron los autores de la edición príncipe, el inventariado con el número 5 era probablemente el fragmento de una genealogía veterotestamentaria, pues en él se leían con toda claridad las letras nnes, que podrían fácilmente proceder del verbo egennesen (<<engendró>>). He de confesar que con paciencia de cartujo recorrí los innumerables pasajes del A.T, con genealogías (sin la ayuda de la computadora), y no logré dar con ningún pasaje genealógico que cuadrase a los restos paleográficos encontrados en el papiro. Tuve que desistir de mi propósito. 

 Entonces, como no es raro que suceda en los momentos de decepción científica, me vino la intuición de pensar que el grupo de las mencionadas letras podrían formar parte del nombre geográfico Gennesaret, palabra que con esta grafía se encuentra muy raramente en el A.T.: sólo en 1 Macabeos 11:67. En aquellos momentos, más por reacción al desánimo que por convicción científica, quise explorar en el N.T. En primer lugar, con alguna sección genealógica, sin resultado positivo, y después con Gennesaret. Y entonces fue cuando quedé intensamente sorprendido, pues vi que el texto de 7Q5 (7Q es la sigla de la cueva 7 de Qumrán, y 5 -como hemos dicho- el número de inventario) era un fragmento del evangelio de Marcos, concretamente 6:52, 53).

 No quise dar crédito al hallazgo, y lo dejé correr. No creía posible hallarme frente a un papiro marcano del año 50 (datación dada al fragmento por el pelógrafo de Oxford C.H. Roberts). Había trabajado en la biblioteca del Bíblico, y volví a mi cuarto, donde se presentó un colega a quien propuse la posibilidad de haber encontrado un papiro del evangelio de Marcos perteneciente al año 50. Su contestación fue decidida y rápida: -¡Es imposible!

 Lo dejé correr todo. No quise pensar más en ello, pero no lo podía evitar. Porque ¿y si por casualidad aquello era verdad? No podía acallar la voz de mi intranquilidad. Al cabo de ocho días volví a probar con más serenidad. Y vi efectivamente que aquel pequeño pedazo papiráceo contenía un texto de Marcos. 

 Hice un primer borrador de mi identificación y fui a ver al entonces Rector del Bíblico y actual arzobispo de Milán, cardenal Carlo M. Martini. Entonces estaba ocupado, pero me pidió el borrador de mi trabajo. Lo estudió. Y al día siguiente vino a mi cuarto, y me propuso una serie de dificultades que procuré resolver. Me indicó que sería conveniente ver la posibilidad de identificar otros trozos neotestamentarios en los restantes papiros de la cueva 7, pues era muy extraño que allí sólo se encontrase un fragmento de Marcos. Esto me llevó a la identificación de 7Q4 como 1 Timoteo 3:16; 4:1-3.

Después de presentar mi trabajo a otros colegas del Bíblico para censurar y ver la aceptación o rechazo de mi propuesta, advirtió que los mismos no eran desfavorables a la publicación de mi artículo. Pero el cardenal Martini, con gran circunspección científica, quiso conocer la opinión de un eminente especialista de la Universidad italiana.

 Una vez más quiero agradecer al profesor Sergio Daris su asesoramiento técnico. Con él tuve una sesión de discusión científica en su casa de Trieste, en cuya Universidad es actualmente Ordinario de Papirología. Obtenido su parecer favorable, mons. Martini autorizó la publicación de mi artículo en <<Bíblica>>, la revista científica del Instituto Bíblico. 

 Para no complicar y hacer excesivamente técnica la presente exposición, me limito a dar la transcripción del referido fragmento de Marcos: 

[synekan] e[pi tois artois]   20 letras

[all´en au]ton e [kardia peporo-]  23 letras

[men]e. Kai ti[aperasantes]    20 letras

[elthon eis Ge]ennes[aret kai]   21 letras

[prosormis]thesa[n. Kai exel-]   21 letras

La traducción es la siguiente: 

 <<(52) [pues no habían dado cuenta] sobre [los panes, sino que] el [corazón] de ellos estaba obcecado. (53) Y habiendo hecho la travesía, [llegaron a] Genesaret [y desembarcaron]>>.

 Antes de pasar a considerar concretamente este fragmento, conviene volver a la cueva 7 y atender, más en general, a la condición de sus fragmentos. 

 En ella todos los trozos hallados conservan escritura en griego, lo cual contrasta con la casi totalidad de los manuscritos encontrados en las otras cuevas de Qumrán. Es algo excepcional en el conjunto de los hallazgos.

Otra particularidad muy importante es que estos papiros están escritos solamente por una cara, y no por las dos (recto y verso). Esto que aparentemente carece de interés, es de suma importancia, pues acredita que se trata de fragmentos de rollo y no de códice (es decir, lo equivalente a nuestro libro, escrito por ambas caras de la página). Este dato aboga mucho en favor de la antigüedad de los manuscritos allí encontrados. El paso del rollo al códice (con el fin de ahorrar papel) se hizo aproximadamente hacia el año 80 d.C. Por consiguiente, aunque es verdad que hasta el presente todos los papiros neotestamentarios eran fragmentos de códice (y esto era así, porque todos los papiros son posteriores al año 80), tratándose de los de la cueva 7, del año 50, no podrían ser trozos de códice, pues eran anteriores a la fecha en que se dio el paso del rollo al códice.

Volvamos ahora al 7Q5.

En primer lugar, vemos que en este papiro la esticometría, es decir, el número de letras por línea es el mismo que en los precedentes papiros identificados del A.T. A todas luces, esta semejanza de regularidad esticométrica es muy favorable a la identificación. Conviene recordar que en los antiguos manuscritos literarios, las palabras se escribían sin separación de letras (scriptio continua), con lo cual el margen derecho quedaba convenientemente justificado. Se podía alterar un poco la longitud de las líneas, pero, en general, la norma era de mantener un número de letras aproximado. Además, el escriba profesional cobraba por el número de líneas, con lo cual era necesario mantener una cierta regularidad en el trazado de las columnas. 

 Es verdad que en mi identificación ha habido una cierta discusión en la interpretación de algunas letras, lo cual no es de extrañar, pues los papiros no llegan siempre en perfectas condiciones de lectura. Y concretamente los de la cueva 7 nos han llegado muy deteriorados. 

Como dice C.P. Thiede en su obra [El título original en alemán es: Die älteste Evangelien-Handschrift? Das Markus-Fragment von Qumran und die Anfänge der schriftlichen Über lieferung des Neven testaments, Wuppertal 1986 (la tercera y ampliada edición es del año 1992). De esta obra se han hecho traducciones en español, holandés e italiano. El mismo autor ha compuesto otra obra, enteramente nueva y más completa con este título: The Earliest Gospel Manuscript? The Qumran Fragment and Its Significance for New Testament Studies, London 1992], no hay una verdadera discrepancia entre la lectura de la edición príncipe y la del que suscribe. Sólo hay un punto de verdadera oposición -en la línea 2- entre la primera edición y la de O´Callaghan, que actualmente ha quedado ya resuleta. Se trata de la n, a cuya lectura se oponían resueltamente no sólo Boismard, sino otros impugnadores. Ahora bien, el 12 de abril de 1992, este papiro fue inspeccionado, con gran acribía científica, en la División de Identificación y Ciencia Forense de la policía nacional de Israel, análisis que fue retransmitido por la televisión de Baviera. Pues bien, el resultado de dicha indagación es que, efectivamente, dicha letra es una n. 

 En la línea 3 se advierte claramente una separación de letras, lo cual no se observa en las restantes líneas. Esto es debido a que, cuando se cambiaba de sección en una obra literaria, se separaban las letras, para remarcar esta particularidad. Y, además, conviene notar que el inicio de la nueva sección empieza con la conjunción kai (<<y>>) muy poco habitual en el comienzo de párrafos literarios y, en cambio, muy corriente en Marcos. 

 En el texto griego que hemos transcrito hay una particularidad fonética. Y es el cambio de dos consonantes dentales: d > t. A un papirólogo esto no le llama la atención en lo más mínimo. A pesar de todo, C.H. Roberts escribio [On Some Presumed Papyrus Fragments of the New Testament from Qumran, The Journal of Theological Studies, 23, 1972, 446, n°4.] :

  <<El profesor O´Callaghan explica la conversión de una tau en delta [-decia yo exactamente lo contrrio-] por un cambio consonántico; pero esto, aunque se halle ocasionalemente en un documento semiliterario, es inaceptable en un texto bien escrito de este periodo>>.

Fue muy fácil contestar al profesor Roberts. En poco tiempo preparé una nota [J.O´Callaghan, el cambio d > t en los papiros bíblicos, <<Bíblica>> 54, 1973, págs. 415, 416], en la que aducía veinte casos del cambio d > t en papiros bíblicos, que son una escasa minoría en el abundante conjunto de papiros literarios. 

 Además, hay una confirmación epigráfica -de más valor que el testimonio de un papiro, en cuanto que sobre piedra se escribía con más atención, pues eran inscripciones que debían perdurar-, que indica que este cambio era familiar a los habitantes de Jerusalén por las épocas de nuestro papiro. En la grandiosa reconstrucción del templo, Herodes había hecho poner una inscripción griega en el segundo recinto, prohibiendo, bajo pena de muerte, el paso a todos los extranjeros, es decir, a los no judíos. Flavio Josefo habla de ello en la Guerra judía 5,5,2 y 6,2,4, y además en las Antigüedades judías 15,11,5. Una piedra con tal tipo de inscripción fue hallada en el siglo pasado. En ella la palabra que significa <<separación, paso cerrado>> está escrita con t en vez de d, pues se lee tryphaktos en vez del correcto dryphaktos.

 Hay otra particularidad en este fragmento que ha podido crear alguna dificultad, y, esta vez, es de crítica textual. Con respecto al texto usado ordinariamente, en el papiro se omiten epi ten gen (<<a tierra>>) detrás del verbo tiaperasantes. Conviene considerar el empleo de este verbo en el N.T. Resulta que el verbo diaperao se usa sólo 6 veces en el N.T. (Mt. 9:1; 14:34; Mr. 5:21; 6:53; Lc. 16:26; Hch. 21:2). Y en ellas se comprueba que este verbo puede emplearse sin especial complemento; v. gr. en Mateo 9:1: Kai embas eis ploion dieperasen kai elthen eis ten idian polin (<<Y habiendo subido a la barca, hizo la travesía, y llegó a su propia ciudad>>). Pero, pasando al evangelio de Marcos, en 5:21, vemos que el papiro más antiguo, hasta el presente, de este evangelista, el P45 (PChester Beatty) omite eis to peran (<<a la otra orilla>>), que es la indicación direccional que afecta a diaperao. Tal vez sea también conveniente recordar que en crítica textual interna o racional hay un principio que reza lectio brevior, potior (<<la lección más breve, es preferible>>).

Como resumen de todo lo dicho, parece muy oportuno citar las palabras de C. Thiede en su obra (edición española, ¿El manuscrito más antiguo de los evangelios?, Institución S. Jerónimo, Valencia 1989, pág. 62):

 <<el 7Q5, con sus particularidades textuales de la mutación fonética d/t y de la supresión del epi ten gen, debe ser clasificado en el prototipo de los manuscritos más antiguos del Nuevo Testamento. Se podría llegar a decir incluso que estas particularidades son precisamente las que hablan a su favor>>.

Una de las voces que se han levantado con más facilidad, después de la ineficacia de los argumentos contra esta identificación, ha sido la de que O´Callaghan, con estos trabajos de identificación, ha querido hacer apologética. No hace falta que insista demasiado en rebatir esta afirmación. Como profesor, durante 24 años, de Papirología y Paleografía griega en el Bíblico de Roma, mi misión académica no ha sido la de hacer apologética, sino la de trabajar con el máximo rigor científico. Por otra parte, tampoco he dudado jamás de que la verdadera ciencia, con el cultivo de la Verdad, lleva necesariamente a Dios. Esto supuesto, se podrá fácilmente responder si he pretendido fines apologéticos con las otras identificaciones que puedo aducir a mi favor: Eusebio de Cesarea, Jenofonto, Teócrito, etc.

Creo oportuno prestar alguna atención a un punto que puede crear alguna dificultad en la mentalidad de los no iniciados a la ciencia papirológica. Y es éste: la pequeñez del fragmento 7Q5 parece abogar por la imposibilidad de llegar a una identificación válida. A esto se puede responder de dos maneras.

La primera es que si una hipotética identificación no es la verdadera, no se dará la adecuada verticalidad de las letras en las otras líneas del contexto literario. Recuérdese que se escribía en columnas y en scriptio continua. Por consiguiente, el hecho de que las letras de un pequeño fragmento se correspondan verticalmente con las que están en las líneas anteriores o subsiguientes, aboga mucho en favor de la identificación. Me refiero también a las letras incluidas en las partes integradas, es decir, las pérdidas por deterioro del papiro. 

La segunda es que fragmentos bíblicos -no hablo ya de los literarios en general- más insignificantes que el 7Q5 han sido aceptados sin ninguna dificultad. Y aquí se encierra tal vez el meollo de la dificultad en aceptar nuestra identificación. En los demás casos no se implican consecuencias que requieran cambios de posiciones adoptadas respecto a la formación del texto evangélico. 

Únicamente me limito a recordar el papiro n° 73 en la lista de los papiros neotestamentarios hecha por K. Aland, cuya postura en no admitir la inclusión de 7Q5 en la lista de los referidos papiros es de todos conocida. Pues bien, este papiro n° 73, en sus medidas máximas, es más pequeño que el 7Q5 (el primero: 3,7 x 2,1 cm; el segundo: 3,9 x 2,7 cm). En el recto del papiro 73 se conservan exiguos restos de tres líneas, de las que solamente se lee con seguridad (línea 2) ouk (<<no>>). En el verso se pueden recomponer también tres líneas, de las que sólo se leen con certeza estas letras yro (línea 2) y ne (línea 3). A pesar de su exigua personalidad textual, no ha habido ninguna dificultad en aceptar este papiro como Mateo 25:43; 26:2, 3. Ahora bien, este papiro n° 73 pertenece al siglo VI o VII. 

Prescindo de otras cuestiones que han sido tratadas en diferentes artículos míos y, además del simposio internacional que se celebró en la Universidad Católica de Eichstätt (Alemania), del 18 al 20 de octubre de 1992 sobre mi identificación, y paso a mencionar las últimas confirmaciones de la misma por dos personalidades eminentes, una del campo papirológico, y otra del campo matemático.

Con respecto a la primera, se trata de la profesora Orsolina Montevecchi, que durante muchos años ha sido la Presidenta de la Asociación Internacional de Papirólogos -y en la actualidad lo sigue siendo honoraria. Ha ejercido su largo magisterio de Papirología en Universidad Católica de Milán. Pues bien, dicha profesora ha afirmado recientemente [ Vangelo e storicitá. Un dibattito, a cura di Stefano Alberto, Milano 1995, págs. 211, 212.] :

 <<Como papiróloga puedo decir que la identificación me parece segura. Las cinco líneas todavía visibles de las que consta el fragmento corresponden a Marcos 6:52, 53. Es extremadamente improbable la correspondencia con otro texto... Los vestigios están en líneas diferentes. Una vez comprobado que éstas coinciden con un trozo de Marcos, es dificilísimo, prácticamente imposible, que pueda tratarse de otro texto, aun desconocido. ¡Hay cinco líneas de texto en que basarse!>>

 Y en una entrevista que se le hizo para la revista <<30 días>>, respondió de este modo a las distintas preguntas que se le hicieron:

   Profesora, ¿qué idea tiene de las polémicas que durante estos años se han centrado en el fragmento 7Q5?

   Orsolina Montevecchi: 

  -Para una posible solución de la cuestión hace falta, en primer lugar, dejar al margen los prejuicios apologéticos o ideológicos. No hay nada que defender: incluso si el hallado en Qumrán no fuera un fragmento del Evangelio de Marcos, el cristianismo no pierde nada. Y por lo que atañe al otro <<partido>>, no es correcto rechazar un debate científico sólo porque a priori uno está convencido de que un Evangelio no puede haber sido escrito en una fecha tan antigua. El animo debe estar libre de prejuicios. Mi opinión puede referirse únicamente al aspecto textual y paleográfico. Esta es mi especialidad. 

 ¿A qué conclusiones ha llegado?

Montevecchi:

-Como papiróloga puedo decir que la identificación me parece segura. Las cinco líneas aún visibles que forman el fragmento corresponden al pasaje del sexto capítulo de Marcos, versículos 52 y 53. Es extremadamente improbable la correspondencia con otro texto. 

¿Por qué está tan segura?

Montivecchi: 

-Las huellas se hallan en líneas diferentes: una vez averiguado que éstas coinciden con un fragmento de Marcos, es dificilísimo, prácticamente imposible que se trate de otro texto, quizás desconocido. ¡Hay cinco líneas de texto en las que basarse!

Además, en el fragmento existe un paso de un período a otro. Según la costumbre, en los textos antiguos este cambio de frase no se indicaba, como haríamos nosotros y como se lee hoy en las versiones modernas del Evangelio, con un <<aparte>>, sino que consistía en un espacio vacío de tres o cuatro letras entre el final de un período y el comienzo del nuevo. Esto es exactamente lo que tenemos en este caso, entre el final del versículo 52 y el comienzo del versículo 53 del capítulo sexto. Añado que, según el estilo narrativo de Marcos, el capítulo sexto comienza con la conjunción <<y>> (kai, en griego). Y es lo que hallamos en el fragmento. Luego tenemos esta palabra, un poco extraña, que aparece sólo una vez en el Antiguo Testamento y tres veces en el Nuevo, <<Gennesaret>>. También ésta coincide con este paso de Marcos. Y todo el resto concuerda.

 Respecto a la fecha de composición, me parece que no se puede ir más allá de la mitad del siglo I. Es decir, después del 50. Como mucho, pues, este fragmento del Evangelio de Marcos puede fecharse 20 años después de la muerte de Cristo. 

Muchos paleógrafos, incluso ilustres, no están de acuerdo con esta identificación.

Montivecchi:

-Se han planteado algunas dificultades porque en el texto faltan tres palabras (epi ten ghen = hacia tierra) respecto al texto de Marcos. <<Hecha la travesía, llegaron a tierra>> se lee en el texto del Evangelio que ha llegado hasta nosotros. Pero este <<hacia tierra>> es superfluo; la travesía de un lago lleva obviamente a la otra parte. En realidad, aunque estos paleógrafos parecen ignorarlo, es bastante frecuente, en los textos en papiro más antiguos de la Biblia, hallar la omisión de algún elemento no necesario para la comprensión del texto. Es como si esas palabras se hubieran añadido después a modo de explicación. 

 Otra fuente de oposición es el hecho de que se da un cambio de consonantes: una tau (t) en vez de una delta (d). Pero también este es un error frecuente. Ya que se dictaban los textos y el que escribía introducía errores de pronunciación. Hay muchos casos, en los papiros bíblicos, de cambio de tau por delta.

Estas son las dos objeciones que se hacen para invalidar la identificación de este papiro, ya que son las únicas variantes respecto al texto transmitido. Pero, repito, se trata de variantes <<normales>>. Todos los demás textos del Antiguo y del Nuevo Testamento que han llegado a nosotros en papiro tienen estas ligeras alternancias gráficas. Sería sospechoso si no las tuviesen. 

Algunos sostienen que no es posible una identificación segura en un fragmento tan pequeño...

Montevecchi:

-Es una tontería. Una identificación puede ser incontrovertible aun cuando el fragmento fuera minúsculo. A veces, a los papirólogos nos basta poco para expresar una certeza. Y aquí existen 5 líneas que coinciden. El mismo arzobispo de Milán, Carlo María Martini, una verdadera autoridad en el campo bíblico, escribió en 1972, cuando era rector del prestigioso Instituto bíblico de Roma: <<Aunque al profano puede parecerle contrario, es muy probable una coincidencia casual de algunas letras, dispuestas en diferentes líneas, con un texto literario conocido>>...

 El otro testimonio es el de un matemático eminente. Se trata del profesor Albert Dou [Tal vez convenga recordar la personalidad científica de este gran matemático: Es Doctor en Matemáticas, y en la Universidad de Madrid ha sido catedrático de Ecuaciones diferenciales. Actualmente es Profesor emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona, en la que enseña Historia de las matemáticas. Es además, miembro de la Real Academia de Ciencias de Madrid y correspondiente de la de Barcelona.].

 En una obra que ha escrito y que acaba de aparecer, cuyo título es Los primeros testimonios del Nuevo Testamento. Papirología neotestamentaria, el Dr. Dou tiene un importante apartado sobre El cálculo de probabilidades y las posibles identificaciones de 7Q5. En su estudio, el Dr. Dou hace varias hipótesis de cálculo, de las que copio las más pertinentes: 

1° Hipótesis de cálculo

La probabilidad de que se encuentre casualmente otro texto, con el mismo número de espacios o letras y con una esticometría que oscile -como la de 7Q5, según la identificación de Marcos- entre 20 y 23 letras, es de 1 contra 36 mil billones. Esta es la probabilidad que Dou llama P2.

2° Hipótesis de cálculo

La probabilidad de que se encuentre casualmente otro texto con una esticometría oscilante entre 37 y 42 letras es de 1 contra 430 billones. Esta es la probabilidad P3.

3° Hipótesis de cálculo

Al equiparar, desde el punto de vista del cálculo de probabilidades, un texto literario expresivo con un inexpresivo texto matemático, se da lugar a un error de difícil estimación, que no se ha tenido en cuenta en el cálculo de P2 y P3.

Ahora bien, con los mismos presupuestos esticométricos de P2 y P3, el Dr. Dou propone a continuación las nuevas probabilidades de P*2 y P*3, que aproximan por exceso P2 y P3 y tiene en cuenta el error debido a la equiparación antes mencionada. Los nuevos valores, pues, son para P*2, 1 contra 900 mil millones. Y para P*3, 1 contra 10 mil millones. 

Después de todo lo expuesto, parece que se podría acortar el plazo propuesto en la predicción que me hizo un colega respecto a la aceptación de mi humilde propuesta científica. Él calculaba de 40 a 50 años. No sé si ahora podríamos hablar de menos tiempo...

Fuente: ¿Cómo llego la Biblia hasta nosotros? Compilado por Pedro Puigvert, Hermenéutica y Exégesis, editorial clie 1999, págs. 111 al 127.

En 1972 el padre O´Callaghan -quien a pesar de su apellido irlandés es oriundo de Tortosa- anunció el hallazgo de un pequeño fragmento (papiro 7Q5), procedente de la cueva 7 de Qumrán, que él identificó como un texto del Evangelio de Marcos (Josep O´Callaghan: ¿Papiros neotestamentarios en la cueva 7 de Qumrán? 1972. Bíblica, 7:1, págs. 91-104 (Pontificio Instituto Bíblico).). Previamente a su identificación, el fragmento había sido fechado por los expertos como procedente de los años 50-75 d.C. (¡o antes!). Hasta el día de hoy, a pesar del escepticismo de algunos, la autenticidad de esta identificación no ha podido ser desautorizada. Posteriormente, el mismo O´Callaghan ha ofrecido posibles identificaciones de otros pequeños fragmentos procedentes de la misma cueva (Para un excelente análisis de los argumentos a favor de estas identificaciones, ver The First New Testament de David Estrada y William White (1978. Nelson, Nueva York).). De confirmarse estos detalles tendríamos evidencias firmes de la existencia de manuscritos del Evangelio de Marcos, el Libro de Hechos, la Epístola a los Romanos, 1 Timoteo, Santiago y 2 Pedro en fechas muy cercanas al momento de su primera redacción. 

Fuente: ¿Cómo llegó la Biblia hasta nosotros? Compilado por Pedro Puigvert, Hermenéutica y Exégesis, editorial clie 1999, ¿Nos podemos fiar del Nuevo Testamento? Por David Burt Curriculum Vitae: David Burt cursó estudios de Filología Románica en Oxford. En el año 1967 llegó a España bajo los auspicios de Operación Movilización, para iniciar el testimonio cristiano en la Universidad de Madrid. Fue nombrado Secretario General de los Grupos Bíblicos Universitarios en España. En 1979 tomó el pastorado de una iglesia Evangélica de Barcelona, una de las más importantes del país. Ha viajado dando conferencias por varios continentes. Actualmente se dedica a pleno tiempo a la labor de escribir y ha editado numerosos libros de estudio y vida cristiana. Esta casado con Margarita Burt, también escritora, y son padres de una hija. pág. 103

https://es.wikipedia.org/wiki/Papiro_7Q5 

https://en.wikipedia.org/wiki/7Q5

https://www.sofiaoriginals.com/el-papiro-7q5-no-es-del-evangelio-de-marcos/

  1.  Alex dice:

    Estimado Fernando Conde Torrens

    Respondo enseguida a los tres puntos que usted ha presentado:

    1) Ataca a la página que publicó el artículo y no al artículo en sí mismo, lo que constituye una falacia ad hominem en toda regla.

    2) Es sabido que multitud de otros documentos antiguos bíblicos suelen omitir expresiones que se encuentran en los documentos contemporáneos. En numerosos casos los escribas omitían expresiones con el fin de conservar lo que se denomina esticometría, es decir, lo que modernamente podemos llamar la «justificación del texto» en un editor de textos.

    Su objeción cae por tierra por esta razón.

    3) Pues debería saber que entre ese tiempo de ‘descubrimiento de nuevas cosas’ se encuentran entre otras el hecho de que la tesis de Èmile Puech está más que desechada. No existe ninguna paridad posible entre 7Q5 y Libro de Henoc (los siete presuntos fragmentos de Henoch que supuestamente pertenecían a la misma hoja de papiro que 7Q5, según él claro, nunca fueron hechos públicos ni existen evidencias de su existencia) y es sabido que Puech elaboró sus propios diseños de papiros y no trabajó con los originales. Propuesta en tiempos además en los que había un amplísimo interés en desacreditar a O’Callaghan, no constituye ninguna refutación seria.

    Respecto al análisis de microscopio que alega este artículo, se basó simplemente en que se descubrió una presunta disposición especial y única en cada hoja de papiro, pero sacar a partir de ahí un presunto patrón que los haría a todos identificables como fragmentos de Henoch es entrar en terreno especulativo y no probatorio, sobre todo cuando ya he mencionado que no existe ninguna paridad entre 7Q5 y dicho libro.

    Para más información sobre el tema, le recomiendo leer también este artículo:
    https://infovaticana.com/2020/01/01/el-papiro-7q5-de-qumran-un-hallazgo-revolucionario-que-permite-adelantar-la-cronologia-de-los-evangelios/

  2.  Alex dice:

    Por cierto, añado al punto 2 sobre el tema del “epi ten gen” que la explicación a dicha omisión estaría en que esa especificación de «a tierra de» Genesaret (aclarando que se refiere al pueblo de Genesaret, no al lago de Genesaret) no haría falta hacerla si el papiro es anterior al año 70. Efectivamente, la población de Genesaret desapareció completamente con la guerra con los romanos en tal año. Sólo a partir del año 70 debía hacerse la aclaración, puesto que quien escuchaba la narración ignoraba que había un pueblo con tal nombre. De este modo, el que falten esas letras abundaría en la corrección de la identificación.

miércoles, 26 de marzo de 2025

Testimonio del Payaso Corneta parte 5

 Hola Dios les bendiga, les traigo hoy la parte 5 del testimonio del payaso corneta (Ricardo Porrini) que es Argentino, dura 25 minutos. Saludos.



Testimonio del Payaso corneta parte 4

 Hola, Dios los bendiga, hoy les traigo el testimonio del payaso corneta parte 4, el payaso corneta se llama Ricardo Porrini y nos cuenta los milagros que vivió. Dura 20 minutos nada más.



viernes, 7 de marzo de 2025

¿Fueron las piramides construidas antes del Diluvio?

 Hola, Nathan Hoffman nos trae un video iluminador de cuando ocurrió el Diluvio, el lo data al 3000 A.C, solo dura media hora, 30 minutos. Activen los subtitulos al español en la ruedita, si quieren verlo en youtube apreten el boton que dice youtube. 



miércoles, 5 de marzo de 2025

Testimonio del payaso corneta parte 3

Hola, Dios los bendiga, Ricardo Porrini el payaso corneta, argentino nos relata varios milagros más, esta es la 3 parte. Solo dura 23 minutos.


viernes, 28 de febrero de 2025

48 horas muerto y regreso a la vida con un proposito ECM

 Hola, Dios lo bendiga, les traigo una ECM de un pastor que estuvo 48 horas muerto y fue llevado al cielo 

Dura 55 minutos



miércoles, 19 de febrero de 2025

Testimonio del payaso corneta parte 2

 Hola Dios los bendiga. 

Acá les traigo el testimonio del payaso corneta parte 2, milagros. Solo dura 37 minutos. 



Gergesa y los endemoniados, que dice la arqueología

 Hola, Dios los bendiga.

Hoy les traigo una dificultad bíblica que fue resuelta por Craig Evans Phd, y los arqueologos a los que Craig les menciono que investiguen en la zona de Gergesa sobre el episodio de los endemoniados gadarenos.

Esto creo que Craig Evans lo dijo en Capsulas de teologia el canal que entrevista eruditos.

Craig contó que en algunos manuscritos figura Gergesa y le pidió a unos arqueologos que investigaran si ese lugar podía ser el lugar donde Jesús tuvo el encuentro con lo endemoniados, y resulto que la arqueología descubrio un muelle creo que del siglo 1 y un acantilado y encontraron un cementerio del siglo 1 tal y como lo describe la Biblia, Gergesa queda al lado del lago de Galilea.

Bueno eso les quería contar. Que Dios los bendiga. 

Craig Evans, un reconocido erudito bíblico, mencionó en su libro "Jesus and His World: The Archaeological Evidence" que solicitó a arqueólogos que investigaran Gergesa. Según Evans, algunos manuscritos antiguos mencionan "Gergesa" en lugar de "Gerasa" o "Gadara". Los arqueólogos encontraron un muelle del siglo I y un acantilado con sepulcros, lo que podría coincidir con la descripción en los evangelios sobre el milagro de los endemoniados.

jueves, 6 de febrero de 2025

Testimonio del Payaso Corneta

 Hola, Dios los bendiga, en este video de media hora, el payaso argentino corneta nos cuenta varios testimonios del obrar de Dios. 



miércoles, 22 de enero de 2025

¿Son los evangelios anónimos? Michael Horner responde

 

En la actualidad, una afirmación que se sostiene con cierta frecuencia es que los Evangelios no fueron escritos por los autores tradicionalmente reconocidos. Una de las razones de esta conclusión es que no se mencionan títulos ni nombres de autores en el texto de cada uno de los relatos evangélicos tradicionalmente atribuidos a Mateo, Marcos, Lucas y Juan.

Según el prolífico erudito del Nuevo Testamento Bart Ehrman, “[A]lgunos libros, como los Evangelios… habían sido escritos anónimamente, para luego ser atribuidos a ciertos autores que probablemente no los escribieron (apóstoles y amigos de los apóstoles)”. 1

Los títulos que leemos al comienzo de los cuatro Evangelios fueron añadidos sólo más tarde, afirma, y ​​fueron sólo las opiniones de los escribas que los añadieron.

Técnicamente, Ehrman tiene razón: los cuatro Evangelios son “anónimos”, en el sentido de que el nombre del autor no aparece explícitamente  en el texto , pero eso no significa que inicialmente se presentaran como  textos sin autores . No significa que no podamos estar seguros de quién los escribió.

En la antigüedad, la omisión del nombre del autor en un texto no era una práctica inusual. Tenemos literatura escrita por Platón, Plutarco, Luciano y Porfirio que no contiene su nombre en el texto mismo y que, en ese sentido, es tan "anónima" como los Evangelios. Pero esto de ninguna manera significa que no tengamos idea de quiénes fueron los autores.

El respetado erudito del Nuevo Testamento Martin Hengel señaló que es “…  improbable y poco realista pensar que tales escritos [cristianos primitivos] pudieran haber salido de sus comunidades originales sin títulos, ya que tales obras necesitaban tanto una identificación genérica como alguna autorización personal ” . 2

Al fin y al cabo, ¿qué es lo primero que preguntaría una persona cuando se encuentra ante un texto nuevo?  “¿De qué trata y quién lo escribió?”

¿Tiene realmente sentido que los pergaminos llegaran sin que se conociera la identidad del autor y no se comunicara a quienes los recibieron?

Además, la gente desconfiaba de las obras anónimas que no contenían ningún tipo de identificación. Las falsificaciones existían en el mundo antiguo, incluso entre los cristianos, pero cuando se descubrían eran rechazadas por engañosas.

Las falsificaciones existían en el mundo antiguo, pero cuando se descubrían eran rechazadas por considerarlas engañosas.

Incluso Ehrman, conocido por su escepticismo, coincide: “Las fuentes antiguas se tomaban en serio la falsificación. La condenaban casi universalmente, a menudo en términos enérgicos”. 3

Esto era especialmente así entre los primeros cristianos, que se aferraban a las claras enseñanzas de las Sagradas Escrituras hebreas de que Dios no miente y odia el engaño. Nunca se toleraba la mentira (véase Proverbios 12:22; Levítico 19:11).

El especialista en el Nuevo Testamento Eckhard Schnabel afirma explícitamente: “La iglesia primitiva rechazó escritos… [cuya] autoría era seudónima” (es decir, que tenían un nombre falso asociado). 4

Como los textos anónimos eran poco fiables, nunca eran  completamente  anónimos. Los destinatarios de un nuevo texto se aseguraban de saber quién era el autor antes de usarlo.

Así que el argumento es así:

1.  Si no se conocía al autor del Evangelio, los primeros cristianos no habrían confiado en él (porque se desconfiaba de los textos anónimos).

2.  Los primeros cristianos confiaron en los Evangelios.

3.  Por lo tanto, los autores de los Evangelios eran conocidos. 5

Debieron haber sido identificados de alguna manera, incluso si el nombre del autor no figuraba en el texto mismo. De lo contrario, los primeros cristianos no habrían confiado en ellos como lo hicieron.

Los manuscritos evangélicos más antiguos que se conservan y que incluyen el comienzo de cada Evangelio datan de alrededor del año 200 d. C. Todos ellos, sin excepción, incluyen títulos escritos antes del comienzo de cada texto en la forma "El Evangelio según..."

Brant, erudito en el Nuevo Testamento de Notre Dame, señala: “Pitre señala el hecho obvio (pero para Ehrman, muy problemático) de que ‘hay una sorprendente ausencia de manuscritos anónimos de los Evangelios. Esto se debe a que  no existen … ni siquiera uno’”. 6

Por el contrario,  todos nuestros primeros manuscritos evangélicos contienen títulos  que atribuyen estos libros a Mateo, Marcos, Lucas y Juan.

Por supuesto, es  lógicamente posible  que los escribas añadieran estos títulos al comienzo del texto de cada Evangelio en algún momento relativamente posterior (antes del año 200 d. C.), atribuyéndolos a Mateo, Marcos, Lucas y Juan. ¡Pero las posibilidades son baratas! ¡  También es lógicamente posible  que el conocimiento de los autores acompañara a los escritos de los Evangelios desde el primer día!

Numerosos estudiosos piensan que

§   la existencia misma de los títulos,

§   su forma inusual,

§   y su uso universal
en realidad fortalece nuestra confianza en la autoría tradicional en lugar de socavarla.

Hengel argumentó de manera convincente que el significado de esta forma de título “El Evangelio según…” es en realidad  El  Evangelio (el único mensaje del evangelio) según el relato de Marcos (por ejemplo). Es decir, hay un solo mensaje del Evangelio, pero existe el relato de más de un autor, de ahí el término “según”. Esto lo afirman otros estudiosos del Nuevo Testamento ampliamente respetados, como Glenn Stanton y Richard Bauckham. 7

Por lo tanto, la  existencia misma  de títulos, especialmente en esta forma, presupone la existencia de otros escritos evangélicos, porque se hizo necesario distinguir entre más de un relato evangélico primitivo. Bauckham sostiene que “una comunidad cristiana que conociera solo un escrito evangélico no habría necesitado titularlo de esta manera”. 8

El  uso universal  de títulos en esta forma, tan pronto como tenemos alguna evidencia manuscrita, muestra que  los títulos se originaron muy temprano en la historia de la Iglesia .

Bauckham añade: “Independientemente de que alguno de estos títulos se origine o no de los propios autores, [lo que yo añadiría que es factible] la necesidad de títulos que distinguieran un Evangelio de otro surgiría tan pronto como cualquier comunidad cristiana tuviera copias de más de uno en su biblioteca y estuviera leyendo más de uno en sus reuniones de adoración…  habría sido necesario identificar los libros externamente, cuando, por ejemplo, se colocaban uno al lado del otro en un estante ” . 9

Obviamente, dado que los pergaminos se enrollan con los textos en el  interior , sería necesaria  alguna  identificación externa , y así es exactamente como vemos pergaminos almacenados desde la antigüedad hasta el día de hoy.

Bauckham añade: “Para este propósito [de identificación], el título corto con el nombre del autor se escribirá en el exterior del pergamino o en una etiqueta de papiro o pergamino que colgaba cuando el pergamino se colocaba horizontalmente en un estante”. 10

Es posible que los títulos no se hayan incluido inicialmente en el texto, sino que se hayan identificado de alguna manera en el exterior del pergamino.

Esto implica que, como dice Bauckham, “los evangelios no habrían sido anónimos cuando circularon por primera vez en las iglesias. Una iglesia que recibiera su primera copia de uno de esos evangelios habría recibido información, al menos en forma oral, sobre su autoría y luego habría usado el nombre de su autor al etiquetar el libro y al leerlo en el culto”. 11

Según Hengel, estos títulos tradicionales que se encuentran en los manuscritos más antiguos (del año 200 d. C. en adelante) son muy probablemente los mismos títulos que se agregaron por primera vez a los rollos originales desde el principio o no más tarde de cuando las iglesias tuvieron que etiquetar los rollos para su uso y circulación.

Si este no fuera el caso –si los títulos fueron añadidos mucho más tarde porque nadie sabía quién los escribió, entonces ¿cómo se logró tal uniformidad en esta forma de título tan inusual?

Bauckham enfatiza: “Una vez que los Evangelios fueron ampliamente conocidos, habría sido mucho más difícil que una forma estándar de título para los cuatro Evangelios hubiera llegado a ser de uso universal”. 12  Los manuscritos probablemente tendrían una variedad de formas de título; no todos tienen exactamente la misma forma 'El Evangelio según...'

Además,  si los Evangelios hubieran circulado anónimamente durante más de un siglo (como sostiene Ehrman), entonces esperaríamos que tuvieran una variedad de títulos diferentes, así como formas de títulos.  Seguramente, no podríamos esperar que circularan anónimamente durante más de 100 años y, de repente, todos los primeros cristianos, separados por miles de kilómetros dentro del Imperio Romano sin servicio de correo, UPS o Internet, usaran exactamente la misma forma y títulos.

Si los títulos se añadieron mucho más tarde, ¿cómo se explica su uniformidad?

Una obra que hubiera circulado sin título habría recibido múltiples títulos , lo que no ocurrió con los evangelios del Nuevo Testamento. No hay evidencia de que estos evangelios hayan sido conocidos con otros nombres.

Pitre responde a la sugerencia de Erhman de que los títulos se añadieron mucho después:
“Este escenario es completamente increíble. Incluso si un Evangelio anónimo pudiera haber sido escrito y circulado y luego de alguna manera milagrosa atribuido a la misma persona por cristianos que vivían en Roma, África, Italia y Siria, ¿realmente se supone que debo creer que lo mismo sucedió no una vez, ni dos veces, sino con cuatro libros diferentes, una y otra vez, en todo el mundo?” 
13

¡No es muy probable!

Resumen del argumento y sus implicaciones

El intento de llegar a la conclusión de que los evangelios eran originalmente anónimos porque los textos originales no contenían títulos ni nombres de autores no parece ser la conclusión más razonable por las cinco razones siguientes.

1.  En la antigüedad, la omisión del nombre de un autor en un texto no era una práctica inusual.

2.  Lo primero que preguntaría una persona cuando se encuentra ante un escrito nuevo es “¿de qué trata y quién lo escribió”?

3.  Los pueblos del antiguo Cercano Oriente, especialmente los cristianos, desconfiaban de los escritos anónimos y seudónimos, pero no desconfiaban de los evangelios. Por lo tanto, debían saber quiénes eran los autores.

4.  Todos los manuscritos evangélicos más antiguos (que contienen el comienzo) contienen títulos en la forma 'El Evangelio según...', donde el nombre del autor llena el espacio en blanco. Esto habría sido innecesario si solo hubiera habido un relato evangélico escrito. Por lo tanto, hubo más de un relato evangélico escrito muy temprano en la historia de la iglesia. Es probable, entonces, que los nombres de los autores estuvieran en el exterior de los rollos para distinguir los diferentes relatos entre sí. Los relatos no deben haber sido anónimos cuando se recibieron por primera vez.

5.  Si no se colocaron los nombres de los autores en el exterior en una época muy temprana, ¿cómo se logró que el formato del título tuviera tanta uniformidad en su inusual diseño y a través de tales distancias? Si los evangelios hubieran circulado durante más de 100 años, entonces esperaríamos que tuvieran una variedad de formas de título y autores diferentes. Una vez que los evangelios fueron ampliamente conocidos y difundidos, habría sido mucho más difícil (prácticamente imposible) que una forma estandarizada de título para los cuatro evangelios se hubiera vuelto de uso universal. Es más que probable que los manuscritos hubieran tenido una variedad de formas de título, así como de autores.

No es absolutamente esencial para la fiabilidad de los relatos evangélicos que se demuestre que fueron escritos por Mateo, Marcos, Lucas y Juan, aunque sí refuerza la afirmación de que los evangelios se basan en testimonios de testigos oculares. Pero del hecho de que no se mencionen títulos ni nombres de autores en el texto de cada uno de los relatos evangélicos no se sigue con certeza que los evangelios no hayan sido escritos por los autores tradicionales. Esta afirmación escéptica no es válida.

Referencias

1.  Bart Ehrman,  Jesús interrumpido  (2011), págs. 101-02

2.  “El género de la didaché: un análisis lingüístico-textual, disertación”, Nancy Pardee, Universidad de Chicago, 2002, 113, (citado en Ron Jones,  La evidencia manuscrita de los evangelios del NT: afirmación de la autoría de Mateo, Marcos, Lucas y Juan , http://jesusevidences.com/manuscriptevidence.php

3.  Bart Ehrman,  Jesús interrumpido  (2011), págs. 115

4.  Citado en Jonathan Morrow,  Cuestionando la Biblia: 11 desafíos importantes a la autoridad de la Biblia , 2014, pág. 89.

5.  Esta conclusión se sigue lógicamente de acuerdo con la regla de inferencia llamada  modus tollens  , que toma la forma de “Si P, entonces Q. No Q. Por lo tanto, no P.

6.  Citado en Michael Kruger,  Two Very Different Books on the Reliability of the Gospels, una reseña de The Case for Jesus: The Biblical and Historical Evidence for Christ de Brant Pitre.  (Image, 2016) https://www.michaeljkruger.com/two-very-different-books-on-the-reliability-of-the-gospels/

7.  Citado en Richard Bauckham,  Jesús y los testigos oculares , Eerdmans, 2006, pág. 302.

8.  Ibíd.

9.  Bauckham, pág. 303

10.           Ibíd .

11.           Ibíd.

12.           Ibíd .

13.           Citado en Michael Kruger,  Two Very Different Books on the Reliability of the Gospels, una reseña de The Case for Jesus: The Biblical and Historical Evidence for Christ de Brant Pitre. (Image, 2016)  https://www.michaeljkruger.com/two-very-different-books-on-the-reliability-of-the-gospels/

https://thelife.com/are-the-gospels-anonymous


https://forumcatholicum.com/refutacion-de-la-teoria-de-los-evangelios-anonimos/